En el turismo la naturaleza contribuye en placeres de la vida, disfrutando de los maravillosos paisajes que podemos observar en los mares, los contrastes que tiene el mar con el cielo, es un efecto que causa en los turistas romanticismo, brillo, pasión, anhelos en el corazón, cruzar miradas que enloquecen y enamoran.
No todo puede ser perfecto hay sonrisas, tristezas, lagrimas... decir adiós no es tan fácil como ver el mar tranquilo, paciente, armónico donde se enfocan y se encuentran pensamientos confusos entre sí, fáciles de aclarar.
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